
Día del Amor
14 de febrero de 2019
Entender las emociones
4 de marzo de 2019«Todos tenemos miedo a la intimidad porque expone todas las cosas que hemos escondido, de otros y de nosotros mismos. Todos queremos intimidad, pero que sea el otro el vulnerable, el que se abra. El problema es que no nos aceptamos a nosotros mismos en la totalidad». OSHO
Una relación sana y plena es aquella en la que nos atrevemos a intimar. Toda persona tiene la necesidad de compartir con otro ser humano, somos sociables por naturaleza. Abrir nuestro corazón a otro y mostrarnos tal cómo somos no es algo fácil. Tenemos la capacidad de conectar con el otro pero tenemos miedo a ello.
Intimar es dejar que otra persona se acerque y darle a conocer nuestras opiniones, sueños y sentimientos. Dejarnos ver y quitarnos nuestras mascaras. Mostrarnos tal cual somos. Y del mismo modo que el otro comparta sus opiniones, sueños y sentimientos. Que la otra persona se de a conocer tal cual es.
Hay que tener claro mi espacio personal y mi espacio en común ,ambos igual de importantes para nuestro desarrollo sano como personas. No es necesario aislarse del otro para poder tener el espacio personal, solo tiene que haber un equilibrio. Aprendamos a no dejar de ser uno mismo en relación.
Compartir nuestra intimidad se confunde con perder nuestra independencia, libertad, nuestro espacio. Además se une al miedo a que puedan hacernos daño, a perder el control de nuestra vida. Podemos llegar a sentirnos asfixiados, invadidos en nuestro espacio personal. Nos ponemos un freno que nos impide el verdadero contacto con el otro. No queremos tener la posibilidad de sentir sufrimiento sino funciona.
Tememos abrirnos por si después somos abandonados, rechazados, traicionados, usados, controlados, heridos. Nos asusta exponernos demasiado, no vaya a ser que seamos absorbidos por la otra persona y nos perdamos de nosotros mismos. Nos da miedo ser rechazados por ser quienes somos, la perdida, la posibilidad de sufrir, el vacío. Sentimos desconfianza por si se aprovechan de nosotros. Sentimos pánico de que nos amen por lo que realmente somos.
Nos asusta nuestra vulnerabilidad, nuestras limitaciones, el ser dignos de ser amados por otra persona. Huimos en realidad de lo que somos, limitamos nuestra capacidad de amar y ser amados. Tenemos miedo a que se termine la relación una vez que nos hemos atrevido a intimar. No nos atrevemos por no sentir dolor por si esa persona deja de estar, por la posible perdida. No queremos desestabilizarnos.
El amor nos asusta porque no podemos controlarlo, existe la posibilidad de sufrir, pero sino no nos atrevemos perderemos la posibilidad de amar y ser amados. Sentir nuestra vulnerabilidad nos hace ponernos en modo protección.
Confundimos la relación sexual con intimidad emocional. Hoy en día parece que no se tiene miedo a las relaciones sexuales y sin embargo si hay miedo a intimar. Buscamos cambiar de pareja constantemente por el miedo a relacionarnos con el otro. En cuanto se siente que el otro se acerca demasiado , huimos hacia el lado opuesto, no vaya a ser que nos lastimen. No sea que nos hagan sentir.
Nos da miedo a abrirnos porque tenemos una herida y no nos atrevemos a que nos vuelvan a dañar, etiquetar, juzgar. Nos colocamos una coraza difícil a veces de traspasar. Una relación dónde hay ausencia de intimidad no nos permitirá sentirnos auténticos y satisfechos. Las barreras que nos colocamos con el otro no nos permitirá el acercamiento.
Jugamos a ser quien no somos con la idealización de que asi funcionara, asi no me volverán a hacer daño. Para poder sentir las caricias del otro será necesario que nos atrevamos a ser quienes somos de verdad. A mostrar nuestras ilusiones, nuestros miedos, proyectos, nuestro dolor, nuestras heridas, nuestras ilusiones, necesidades, errores, nuestras ideas.
Intimar con el otro de una manera sana nos permitirá potenciarnos como personas, aumentando nuestra fuerza interior. Nos sentiremos mas queridos, mas valorados. Nos hará tener más confianza en nosotros mismos.
Cuando en la relación con otra persona somos totalmente aceptados y nos atrevemos a intimar, entramos en un estado de paz, equilibrio y bienestar. Nos sentimos con una gran fuerza interior.
Lo bonito de contactar con otra persona es que aprendemos algo del otro, y aunque nuestro camino se separe habremos aprendido algo, miraremos ya el mundo de distinta manera, nos habrá dejado algo y nosotros le habremos dejado algo también. Seremos dos personas distintas después de haber creado intimidad con alguien.
Para poder conectar hay que atreverse a ser autentico, mostrarnos tal cual somos, sin ponernos mascaras. Sera necesario aceptarnos en nuestra totalidad como seres vulnerables y no perfectos. Con lo bueno y lo malo, con nuestra luz y nuestra sombra.
Para intimar hay que comunicarse, abrir el corazón y la mente. Tener una conexión emocional con otra persona nos aporta una gran satisfacción en la vida. Nos potencia, nos hace ser mejores personas. No limitemos nuestra capacidad de amar.
Dejemos nuestros miedos y entreguémonos a lo que la vida nos trae. Tengamos la fortaleza de dejar de estar asustados y conectemos con las personas. Digamos si a tener relaciones donde nos dejemos conocer.
4 Comments
Muy bueno Arantxa,no intimamos por miedo a perder nuestra identidad,pero el ser humano es emociónal y si no intimamos perdemos la identidad de humanidad
Gracias Ana por tu reflexión. Somos seres en relación, es con el otro con quien podemos crecer, y estamos hechos para amar y ser amados, el miedo es lo que nos lo impide.
Gran post!
gracias, me alegra saber que te gusto