La energía femenina
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26 de agosto de 2019El divorcio no pone fin a la familia, lo que hace es reorganizarla, puesto que los padres lo son para toda la vida. Folberg.
Cuando una pareja se rompe y llega el divorcio o la separación y son padres, no hay que perder de vista a los hijos. Ellos tendrán que procesarlo .
Las consecuencias que el divorcio tendrá en los hijos va a depender de la forma en que se lleve, el contexto, las circunstancias en las que se produce, la información que les llega a ellos y su edad.
Las edades de los hijos nos marcarán las pautas y formas de actuar. No es lo mismo un niño en edad prescolar, escolar o adolescentes. Hay que tener en cuenta el proceso evolutivo en el que se encuentran los menores.
La salud psicológica de los hijos va tener que ver más con el conflicto entre los padres que con la propia separación. La forma en que sus progenitores lleven la ruptura y la manera de relacionarse durante y después del divorcio les va a influir .
Los hijos necesitan crecer en un ambiente sin conflictos y sin tensiones. El divorcio debe plantearse como la forma más positiva para que los hijos puedan tener un ambiente armonioso y pueda ponerse fin a las disputas y hostilidades.
El desacuerdo en los padres puede tener consecuencias negativas en los hijos, pudiéndose dar trastornos de conducta, problemas emocionales, agresividad, depresión, ansiedad y problemas escolares.
Muchas veces los padres inmersos en su problemática, su conflicto, sus procesos, no fáciles y dolorosos, olvidan el efecto que esto provoca en los hijos.
Los hijos que quieren a ambos padres son testigos y observadores de cómo una relación entre las dos personas más importantes de su vida se rompe, e incluso como se llegan a odiar y maltratar. Esto para ellos es tremendamente doloroso.
Cuando llega el divorcio a la familia, los efectos que tendrá en los hijos va a depender de cómo los padres informen de ello a los hijos, de su capacidad para afrontar la nueva situación, de como continúen llevando su relación como padres, de la forma de relacionarse, de su comunicación, y de si las hostilidades y desacuerdos están o no presentes.
Aunque la separación haya sido en las mejores situaciones, pueden darse algunas dificultades en los hijos. Para ellos su familia tal como la han conocido a cambiado. Su mundo ya no es el mismo.
Las reacciones más generalizadas que se dan en los hijos ante el divorcio son; tristeza, miedo, hiperresponsabilidad, enfado, culpa, soledad, regresión problemas escolares, problemas del sueños , problemas de alimentación, fantasías de reunificación.
Estas reacciones pueden considerarse normales y progresivamente irán desapareciendo y se irán adaptando. Esto dependerá nuevamente de cómo sea la actuación de ambos progenitores y de si consiguen dar un espacio de equilibrio, coherencia y armonía en ello.
Si las conductas persisten en el tiempo es conveniente consultar a un especialista que pueda valorar la situación.
Como padres de esos hijos no hay que perder el foco. La relación de pareja se terminó, pero siguen siendo famila.
Ambos progenitores son importantes para ellos por igual . Necesitarán sentir que su familia continua, con ambos presentes en su crecimiento y evolución.
La relación como padres de esos hijos tiene que encontrar la manera de evitar el conflicto. Son sus referentes, sus modelos a seguir y a las personas que más quieren.
Tener esto presente ayudará a encontrar la manera de llevar de la mejor forma la ruptura con nuestra pareja. Dejar las rencillas en beneficio de los hijos. Aunque muchas veces esto no será fácil no olvidar que ellos son ahora lo importante.