Cuando el amor se termina
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8 de agosto de 2019Para un cambio real, necesitamos la energía femenina en la gestión del mundo. Necesitamos un número critico de mujeres en posición de poder, y necesitamos cultivar la energía femenina en los hombres. Isabel Allende.
Las mujeres nos hemos ido olvidando de nuestra energía y con ellos la sociedad en la que estamos viviendo.
No se trataba de dar solo importancia a lo masculino , sino poner en valor tambien a lo femenino. Esta descompensación hace que haya tanto desencuentro entre hombres y mujeres. Nos encontramos algo perdidos. En la lucha de poder, sin entender que la energía femenina y masculina están para complementarse.
En la sociedad occidental, a los valores considerados masculinos como el éxito y los logros, se les da más importancia que a los considerados femeninos, como el afecto y el amor. Empecemos a cambiar esta concepción porque ambos valores son importantes. Ambas energías se necesitan. Hay que volver a dar valor a lo femenino.
A la energía femenina le pertenece la capacidad de sentir, percibir, intuir. Conecta con el cuerpo. Es la que percibe estímulos, sensaciones y sentimientos. Es la capacidad de cuidar, proteger,dar vida, amar.
Lo femenino representa la parte suave, flexible, delicada, subjetiva, intuitiva, su reino es el mundo interior.
La energía masculina es noble, directa ,objetiva, recta y clara. Su cometido es expresar lo que hace falta, actuar cuando es necesario, dar dirección y sentido, planificar la estrategia. Es la parte que enfrenta y resuelve las situaciones del mundo. Es la parte intelectual, racional.
Lo masculino representa lo rígido, duro, objetivo, lo firme, lo mental, lo asertivo, su reino es el mundo exterior.
Ninguno es mejor ni peor. Ambas son necesarias. Son cualidades duales y complementarias. Si están igualadas y bien encajadas, proporcionan total equilibrio.
Las dos energías si están armonizadas lo tienen todo. Cuando una domina a la otra, se desequilibran y se inicia una interminable lucha de poder.
Ser conscientes de que ambas energías están en cada uno de nosotros y desarrollarlas, dándoles valor a ambas, hara que hombres y mujeres se sientan mejor y puedan volver a reencontrarse. Creando una sociedad más equitativa, igualitaria, donde ambas energías vuelvan a convivir.